En este trajinar de instantes, me encuentro como un cazador de luz natural, un individuo que ve el mundo con un ojo avizor y un corazón palpitante por la fotografía. No es solo un trabajo, es mi pasión desbordante, es lo que llena mis días y da paz a mi ser.

Me sumerjo en la danza de los rayos solares como si fueran mi partitura. La luz natural no es solo mi herramienta, es mi cómplice capturando momentos que destilan autenticidad.

Soy un apasionado de este juego de luces y sombras, un narrador de historias visuales que se despiertan bajo el sol, mi cámara es mi confidente, y cada clic es un testimonio de mi amor por la fotografía.

Empecé a tratar este arte, ya mayor. Nunca pensé lo gratificante que puede llegar a ser y hoy pienso cómo dejé pasar tantas décadas en mi vida buscando emociones, muchas veces inmerso y absorto en el día día acumulando profundos vacíos en mi vida que ahora he podido sanar gracias a la captura de la luz en el momento ideal.